martes, 24 de abril de 2007

La Fourche

El sábado al anochecer nos acercamos al Portalet, para ver las condiciones. La nieve escasea, el circo de Anéou es claramente más apetecible para las vacas que para los esquiadores, que lo descartan, la temperatura es de unos diez grados y llueve y graniza con fuerza. Mal pinta el panorama. No nos achanta, y quedamos en levantarnos a las cuatro. Tenemos aún confianza de que despeje a medianoche, y se pueda hacer algo de rehielo, como el que había en el Bazias.
Cenamos y dormimos rápido, y a las cuatro de la mañana comprobamos que ha despejado. Bajamos a desayunar, y el comedor está cerrado. Mejor, así echamos a andar antes. A eso de las cinco ya estamos en marcha,está todo oscuro, y corre agua por todas partes, mezcla del deshielo y la tormenta. A la altura de la cabaña de Aneou, Montse, que no se ha recuperado del día anterior, se da la vuelta, y nos deja a Horn y a mí solos ante el peligro. Algo de nieve blanda nos hace tardar hora y media hasta el refugio de Pombie. A las siete entramos en la Grand Rallière (Gran rallada). El sol aparece, entre el Lurien y el Palas. Tiramos para arriba, poco a poco, abriendo huella pues no hay rehielo. Los resaltes parecen tapados, Manolito y Mapicas se habían encontrado algo de IV en el corredor, en su ascensión de Enero, esta en principio será más sencilla. Ni Manolito ni yo hacemos ademán de ponernos el arnés. El primer resalte está raro. Hay una cueva rimaya bastante profunda. Intento pasarla subiendo en chimenea, con un pie a cada lado de la rimaya, pero la nieve es mala, no puedo traccionar para salir por arriba, y retrocedo. Manolito encuentra la alternativa, por la izquierda entre la nieve y la roca sale sencillo, y seguimos a nuestro segundo resalte. La nieve no da confianza, y Manolito se decide a negociarlo por la roca. Muy malamente, acaba dándose un mixto con pies malos y poco canto de manos. Mejor paso por la nieve, unos metros a 65º, metiendo el regatón hasta el codo y subiendo de triceps, pero se sube. De ahí para arriba, va tumbando hasta llegar a la Fourche. Son las diez de la mañana, tampoco demasiado tarde, pero queda bajar, y la idea de destrepar el corredor no me agrada mucho. Se lo comento a Manolito, me entiende, y vamos para abajo. Nos saltamos el primer rápel, pero me cuesta bastante destrepar hasta la siguiente reunión. Manolito baja de frente, cómodo. Así que le digo que yo rapelo en simple, 60 metros, y el baja 30 y destrepa el resto recuperando la cuerda. Vamos, que le echo morro. Y Manolito se lo curra sin quejarse, hace un rápel más que yo, se pelea con un enganchón de la cuerda, y acabamos juntándonos en la última R, justo encima de la rimaya. Estoy ya para rapelar, unas coladas en la cara Este de la Arista del Peyreget ya nos habían avisado, pero de repente, un silbido y el corredor se viene encima. Uff, la R está en un sitio protegido, y sólo vemos pasar lo que cae, pero si nos pilla rapelando o destrepando hubiera sido serio. Bueno, ha sido una buena colada, pero tampoco nada exagerado. Antes de que pare del todo ya estoy rapelando, desenterrando la cuerda. Paso la rimaya y continúo otros treinta metros, y me quedo en el centro del corredor, en un caballón entre dos canales de avalanchas, en un sitio "seguro". Rapela Manolito, me pide que le vigile, pasa el agujero, y cuando está soltando el descensor veo que cae por el corredor una piedra del tamaño de un reproductor de DVD con sintonizador TDT con embalaje y todo. "Fuera, fuera", Manolito que lo ve y lo esquiva en plan Matrix. Aún nos entra más prisa, vámonos pero ya, y Manolito, que tiene el día, se tropieza y se cae a la canal de avalanchas. Lo veo desaparecer, pero al poco logra autodetenerse. Salimos pitando, la nieve está que se cae, nos adelanta alguna otra colada, que va bien canalizada, y por fin, llegamos a la morrena, salimos de la Gran Rallada, y podemos mirar con tranquilidad hacia arriba.
Foto de cima, comer algo y pa casa. Montse nos espera en el col del Soum de Pombie, de donde bajamos al párking de Anéou, a las dos del mediodía.

lunes, 23 de abril de 2007

Bazias


Este sábado nos dimos un paseo por Panticosa. Había venido Jokin, desde Colombia, y quería hacer esquí de travesía, así que, haciendo un poco de malabares, nos acoplamos al NordwandStage reconvertido por la calor, y combinamos un grupo multidisciplinar. Horn, Jokin, Kurro, Nadia y el Principe se dedicarían a foquear, Estefania y Rodri al clásico estilo "si me hundo es por que quiero", y Montse y yo nos estrenamos en eso de emular a Federer.
A las siete estabamos en la embotelladora. Sepa el señor Nozar que el infierno existe y es eterno.
Cruzamos el resort y alcanzamos el GR-11. Se ve poca nieve, parece que tocará portear hasta la cima, pero a la salida del bosque, a 2000 metros, el manto es continuo, y esquiable. En esa cota hay ya rehielo, con lo que la progresión a pie no es demasiado penosa, y hay quien se calza las cuchillas. También hay quien no, y se va por lo más helado, y consigue alguna quemadura leve.

En eso que vamos llegando al cuello de Brazato, comprobamos que caminar sobre las aguas no es tan complicado, disfrutamos de las vistas del vecino Comachibosa, y ya desde la cima, de las cumbres del circo de Gavarnie. De bajada, podemos apreciar el gran contraste entre los que se disfrutan de deslizarse por la nieve, y los que cada tres pasos se hunden hasta la ingle, ya que para ellos la nieve ya está en un estado deplorable. En un punto intermedio, a los discípulos de Federer sólo nos queda agradecerle su gran aportación al mundo de la montaña.

Para completar el día, reunión en el restaurante del Camping de Escarrilla, donde nos dan algo caliente de comer y nos juntamos con otras gentes, que nos cuentan otras historias

jueves, 19 de abril de 2007

Apañeros Productions

La cosa viene de aquí. Desnivel proyecta en sus locales un presunto reportaje sobre ferratas alpinas, o algo así, y a posteriori, publica esta entrevista, en el que los autores se quedan agusto.
No contentos con ello, continúan en sus trece por otras páginas del ramo, felices de que se les dé publicidad.
Vamos a ver, la mayoría de la gente que publicamos actividades por internet, hacemos cosas modestas, de andar por casa. No destacamos en ninguna de las disciplinas de los deportes de montaña, si no es por nuestra mediocridad. Generalmente se nos da mejor escribir que hacer montaña, lo cuál no quiere decir que se nos dé bien escribir. Nada hay de malo en ello. Puedo hacer un video de la subida al Montcau desde el Coll de Estenalles, y es posible que alguien lo vea, y que le guste.
Publicar cosas como esa, dar vergüenza ajena, enorgullecerse de ello y pedir que se publicite tiene un nombre. Todos los días puede verse a gente que se dedica a ello, en televisión. Pero ellos son profesionales.
Al resto, cuando se nos ve un poco el culo, tratamos de escondernos. Hacerlo de otra manera es ser un exhibicionista provocador. Y intentar destacar como provocador por no poder hacerlo en otro ámbito, es triste.

lunes, 16 de abril de 2007

Seduciendo a un extraño




Si os gustó El Sexto Sentido y os ha seducido el trailer de esta nueva película, no lo dudéis ni un momento, corred al videoclub a alquilar El Sexto Sentido otra vez.




En ocasiones veo bodrios.


Montcau

Ayer, domingo, tocaba paseíllo, para tratar de sacar algo de partido a un fin de semana lluvioso. El objetivo era el Montcau, un escalón más en el proyecto de las cien cimas. El recorrido elegido es una bonita ruta circular, partiendo de l'Alzina del Sal-lari, en dirección a la Serra del Obac, para seguirla hasta el coll d'Estenalles, encontrándonos con la pista de Matarrodona y la ermita de la Mata, atravesar la carretera, subir al Montcau, bajar al Coll d'Eres, retornar unos metros hacia Estenalles, e introducirse en el cauce seco, aún después de unos días de lluvia, de la Riera de les Arenes. Esto viene a ser un barranco seco, sin demasiadas complicaciones, un primer salto de un par de metros que resolvemos por la izquierda, por la maleza, y un par de resaltes más altos, de cuatro o cinco metros, tal vez destrepables con roca seca, y que resolvemos por la maleza por la derecha. A parte de eso, unos derrumbes han formado una cueva, y la alta humedad que hace que la vegetación en el cauce sea peculiar. Muy recomendable.
A la salida del barranco, el sendero sigue a media altura entre la carretera y el cauce seco, y nos devuelve al Parking de l'Alzina del Sal-lari.

Unas tres horas para la vuelta completa.




Akioud

El domingo, para acabar nuestra estancia en Marruecos, toca el Akioud. El monte me trae buenos recuerdos, en 2003 cerca del refu nos cruzamos con Julipo, que volvía de una ascensión nocturna al Ras, y aún así nos acompañó hasta la cima. Aquel año también se me partió un crampón en la cima, lo que hizo más entretenido el destrepe hacia el collado.
La subida de este año fue más tranquila. Habíamos fijado las siete como hora para comenzar la marcha, y veinte minutos antes aún estábamos en el saco. Nos vestimos rápidamente, no desayunamos y echamos a andar. Pasada la garganta de Amrhanas'n'Iglioua nos da el sol y reaccionamos un poco. Marcamos un ritmo suave, pero muy constante, y en dos horas y media ya hemos llegado al collado. De hay para arriba quedan 150 metros de terreno PD: unas pendientes de hasta 45º a la sombra del gendarme, bastante heladas, y un tramo de arista fácil (I) nos colocan en la cima. Buenas vistas, foto de grupo, y a bajar. En la bajada nos cruzamos con Brahim, que va guiando su grupo, y nos saluda con la simpatía habitual. Ya en el collado, nos descramponamos, subimos al pirulo que está al Norte (III por la cara Norte, I por la cara Sur), y nos dejamos deslizar ladera abajo, en una rápida bajada hasta el refu. En el refu, desmontamos el chiringo, comemos algo, cargamos las mulas y comenzamos el descenso a Imlil. Llegamos al pueblo, sin circunstancias reseñables, otra vez que casi no hay taxis, pero acaban apareciendo (350 dirhams) , llegamos de noche a Marrakech, disfrutamos del caos del tráfico mezclándonos con él, y atravesamos Djema el Fna de nuevo rumbo al hotel. El hotel, pues bueno, bien situado, en el zoco, con baño en las habitaciones (ya tocaba ducharse), pero con un precio desproporcionado. Cenar en el Alhambra, y a dormir.

viernes, 13 de abril de 2007

Clocheton sur

Después de bajar del Imouzer y llegar a las tiendas, nos entró el marrón. A las cinco de la tarde comenzó a nevar con fuerza, así que nos encerramos en la tienda.
No tenía pinta de parar, de hecho estuvo hasta media noche, dejando entre cinco y diez centimetros de nieve, pero al final la noche se quedó rasa.
El objetivo del día era el Afella y la idea era subir al collado de los Clochetons, perder algunos metros por el lado de Lepiney, y cruzar hasta Tizi Melloul, para llegar a las cimas por el Oeste, por rampas fáciles.
Las condiciones no son las del día anterior, la capa de nieve fresca ha evitado el rehielo, además, todos estamos más cansados. Bueno, todos no, Toni sigue muy fuerte, y abre toda la huella hasta el collado, en unas tres horas. En el collado, decepción. Tizi Melloul está muy lejos. La bajada por la vertiente Oeste pinta muy empinada, atravesar a media ladera impracticable, tirar directo a cima por la arista Norte es III, pero la nieve es inestable, y la roca está mojada o cubierta de nieve. Abandonamos la idea del Afella, así que toca retirada.
Del collado hacia el Sur están los Clochetons, tres pináculos de roca, bastante verticales. De memoria, la normal debe salir IV. Pero la parte del collado no parece demasiado difícil. Convenzo a Montse para subir, y el resto comienza a descender hacia el refu. Trepamos, sin saber muy bien dónde vamos a llegar. Travesía a derechas, pelín descendente (I), muro tieso (III), repisa a izquierdas(II), canal descompuesta (I-) , bloque sobre el filo de la arista (III), y de repente se ha acabado la roca, y estamos en la cima. En vez de hollarla, nos agarramos a ella, que es una aguja curiosa, hacemos un par de fotos, y destrepamos con cuidado hasta el collado, y ya con más alegría, hasta el refu. El Afella quedará para otra ocasión.

jueves, 12 de abril de 2007

Toubkal

Suena el despertador a las seis de la mañana. Hace frío fuera del saco, y cuesta moverse. El agua se ha congelado dentro de la tienda, habrá hecho -10ºC o así. Nos preparamos, sin darnos demasiada prisa, y echamos a andar. Sigue haciendo mucho frío. Pasamos el refugio, ya ha salido casi todo el mundo, pero tampoco es que haya mucha urgencia. El tiempo es bastante estable en esta época del año, lo que quiere decir que a partir de mediodía las nubes de evolución tapan las cimas, y también sube niebla del fondo del valle, pudiendo acabar todo en una tormenta de nieve, pero hasta las dos del mediodía no hay demasiada prisa.
Hay un rehielo brutal, la nieve cruje bajo los crampones, y es lo único que se escucha. Vamos subiendo hacia el falso collado. De los 3200 metros hasta los 3700 es una pendiente convexa, en la que no ves más de una pequeña parte de lo que queda por delante, así que avanzamos poco a poco hasta que aparece el sol. Y el frío intenso desaparece de repente. Hay que darse crema, ponerse las gafas de sol y quitarse ropa hasta quedarse en camiseta. La subida por el Ikhibi sur no tiene misterio. Primero se pasa junto a la cascada del refugio, después se alcanza el bosque de bloques de piedra, se llega a la olla bajo el Tizi'n'Toubkal y se sube casi hasta el collado. En este punto, Toni, que está muy fuerte y siempre va por delante, se desvía, como estaba previsto hacia el Toubkal Oeste. Montse y yo le seguimos como podemos. Cuando llegamos a la cima él ya lleva un rato. Unas fotos, esperamos un poco, pero vemos que el resto del grupo ha decidido renunciar a esta cima secundaria y dirigirse a la cumbre principal. Así que desandamos nuestros pasos, volvemos al collado, y atacamos ya la cima del día. De camino nos cruzamos con bien de gente que baja, y alcanzamos a David, Irene, David y Esther. Él tramo final es una cuesta de tierra, no demasiado incómoda, y arriba hay una pala de nieve demasiado helada como para hacerla sin crampones. Y un último tramo, de 15 o 20 º de inclinación, en el que se notan los efectos de la altura. Foto de grupo con el horrible vértice geodésico, techo para Esther, y dudas para la bajada. Yo quiero hacer el Imouzzer, colecciono cimas (alias tatxamendi), Toni se va a subir a cualquier cosa que le pongan delante y el resto del grupo anda algo más cansado, y prefiere bajar por lo sencillo. David comenta que la bajada por el Ikhibi norte no es complicada, y acabamos tirando por allí. En el collado Norte David, Toni y yo dejamos las cosas para subir al Imouzzer, y el resto bajan con calma. La cima del Imouzzer es una sorpresa. Se suben un par de falsas cimas, con algún destrepe sencillo hasta que se llega a la brecha que defiende la auténtica cima. Bajar directo a la brecha parece chungo, pero por la derecha se va bien, y se recupera la brecha por un corredor. Y ahí llega el paso de la risa, dos o tres metros de II donde la gracia está en la entrada, ya que hay que abrir un pie al vacío, colocarlo en el sitio bueno, y subirse a él. Foto de cima, y rápido para abajo, que ya se nos ha echado la niebla. La bajada por el Ikhibi Norte es muy recomendable, apenas llega a 40º en algún punto, y no es tan concurrida como la sur. Al llegar al fondo del valle principal hay que ir arrimándose a la izquierda para no bajar metros de más, y llegar a la zona de acampada bajo el refugio sin apenas perder altura.

Subiendo al Neltner

El jueves toca subir al refugio. David y Esther vuelven temprano a Marrakech en busca del petate perdido, y el resto del grupo nos quedamos durmiendo un poco más, y nos levantamos con calma a desayunar. La idea es buscar mulas para subir todos los bultos hasta el refugio, montar allí las tiendas, y esperar a David y Esther, que subiran con una mula el otro petate. Después de desayunar, le pedimos a un colega de Habib que nos busque mulas para subir a las once de la mañana, y nos quedamos esperando, sin estresarnos. Al cabo de un buen rato vuelve, con malas noticias. Hay overbooking de mulas, lo cual no es de extrañar, porque en las inmediaciones de Imlil habíamos visto cuatro o cinco autobuses, a parte de la gente que llega en furgo, coche o taxi. Toca esperar. Bajo con Habib y David a Imlil a tratar de negociar mulas, hablamos con el jefe del cotarro, y después de un rato, nos confirma cuatro mulas a la una y media. Contando cinco horas de subida, nos va a tocar montar la tienda con el frontal, pero es lo que hay. Al menos, algo de bueno, David y Esther ya han recuperado el petate, y están volviendo a Imlil, así que saldremos todos juntos para arriba.
Rumbo al refugio
Como estamos al este de Imlil, subimos directamente por Aremd, en lugar de pasar junto a la Kashbah del Toubkal. A la salida de Aremd ya nos unimos al camino habitual, que cruza el cauce seco del río, y coge altura por la ladera derecha rumbo a Sidi Chamarouch. En una hora y media llegamos a este curioso lugar de peregrinación, a 2200 metros de altura. Nos cruzamos con algunos peregrinos, que vienen de todas partes del país para curar sus enfermedades. Es un sitio pequeño y curioso, donde convive el santuario, y la gran piedra blanca con chiringuitos para turistas. Nos tomamos un té a la menta, y continuamos nuestro camino. A unos 2700 metros pasamos a la altura de la Norte del Imouzzer, un largo corredor, de más de 1000 metros de desnivel, con resaltes de hielo azul. Las condiciones pintan bien.
Seguimos valle arriba, y poco a poco, acabamos llegando al refugio Louis Neltner . A pesar del gentío, apenas hay una docena de tiendas, así que no hay problema para encontrar sitio para plantar las nuestras. Ponemos agua a calentar mientras montamos las tiendas, anochece, en un momento la temperatura baja a -4ºC, así que nos acostamos pronto, y quedamos en levantarnos a las 6 de la mañana, para hacer un intento al Toubkal.

martes, 10 de abril de 2007

Marrakech. Episodio I

Madrugamos para llegar al Aeropuerto del Prat. Facturamos, desayunamos y pasamos a la sala de embarque. ClickAir no asigna asientos, así que "tonto el último", según entras en el avión te sientas. El vuelo sale bastante puntual, y aterrizamos disfrutando de unas primeras vistas del Atlas, que desde lejos parece estar bien de nieve en cotas altas.
Pasamos la aduana, recogemos el equipaje, los de seguridad nos escanean los petates y casi nos requisan los walkies del Lidl (443 MHz), por no llevar licencia. Sacamos pasta, y salimos a la calle a buscar un taxi para subir a Imlil. Son las once de la mañana, tenemos tiempo de sobra.
¿Un taxi?
Lo habitual es tener que abrirse paso a la entrada del aeropuerto, apartando a los taxistas, pero esta vez no. No se ven taxis, ni grandes ni pequeños. Se forma una cola para esperar el autobús, y un asturiano con acento gallego nos cuenta que hay huelga de taxis, que puede que se arregle por la tarde, pero que lo único para salir del aeropuerto es el bus. Tomamos pues el bus, y nos acercamos a Djema el Fna, para intentar negociar un transporte. Del Hotel Ali nos redirigen a Sahara Expeditions. Nos atienden de forma amable, y después de hacer bastantes llamadas, nos consiguen un transporte para siete a última hora de la tarde, por 1400 dirhams. Nos piden 600 dirhams de fianza, y dejamos la pasta y todo el material en la agencia, y nos vamos a tomar un zumo de naranja en Djema el Fna y un té a la menta en la Koutoubia, sin saber que vamos a encontrarnos luego. La desconfianza es una mala cosa, aquello de que te vas un mes de vacaciones, y te lo pasas entero pensando que tal vez te has dejado abierto el gas.
A las cinco y media nos pasamos por la agencia, y justo llega el chofer, media hora antes de lo acordado. Los petates están, claro, y el minibus es amplio y confortable. Le decimos que hay que ir al aeropuerto, y nos piden más pasta. El trato es casi usurero, pero con la huelga de taxis, el margen de negociación es mínimo.
Vuelta al aeropuerto.
Cuando crees que ya todo está arreglado, las cosas se tuercen de verdad. El resto del grupo, que viene con Iberia, acaba de aterrizar y pasar la aduana, pero un petate no ha salido por la cinta. El panorama es desolador, está anocheciendo, Marrakech está lleno de turistas, conseguir una habitación es un marrón, conseguir otro transporte es otra pasta, así que aprovechamos lo que tenemos, y nos subimos todos para la montaña, esperando que el tiempo cambie. Llegamos a Imlil, hacemos un porteo tonto hasta el albergue de Habib , nos sirve un couscous excelente, nos enteramos de que el petate que falta existe y está en Barcelona aún, y nos vamos a dormir, por fin.

martes, 3 de abril de 2007

Rumbo a Marrakech


Mañana nos vamos a Marrakech, para acercarnos al Atlas.
Ya he estado un par de veces, también en Semana Santa, en 2003 y 2004, pero no por eso deja de hacerme ilusión. El primer año la altura me impresionaba un poco, tema cuatromiles, y tal, y también era la primera vez que salía de Europa, si tenemos en cuenta que las Canarias están en un cuadrito al SE de las Baleares.
Esta vez vuelvo con ganas de sentir otra vez la plaza de Marrakech, de visitar el zoco, de regatear baratijas, de cambiar ropa por cosas, y también, claro, de hacer montaña, de intentar la circular del Toubkal, de subir el Afella, de repetir el Bigui. Parece que hay buenas condiciones, sólo falta que la fuerza nos acompañe, y que ClickAir no nos deje tirados en el Prat o nos haga alguna pirula con los bultos. La vuelta con Royal Air Maroc será otra historia, pero me da más miedo quedarme aquí de ida que allí de vuelta.

domingo, 1 de abril de 2007

Fíate y no corras

Ayer estuvimos en la Font de l'Ametlló, con Zorat. Había llovido toda la noche, y nos rajamos en principio, pero en cuanto salió el sol, preparamos la mochila y salimos para allí.
Cuando llegamos, ya estaba Zorat sin camiseta.
De escalar, poco, un quinto que sale, y un 6a+ que se amonotona bastante, después de un rato largo penando, acero y parriba. El sexto tendrá que ser otro día.
Por el otro lado de la escuela, en la vía número 20, peta un químico de la reunión (Compte amb la reunió, en las reseñas de Oskar y Pere).
El escalador sólo había pasado la cuerda por el químico que se movía, y cuando se ha colgado se ha partido. La gravedad actúa, y le lleva hacia el suelo. Por suerte, aún está pasada la cuerda por el seguro anterior. El asegurador acaba en la primera chapa, y el escalador en el suelo, sin más daños que los morales, después de un vuelo de 15 metros.
Pues eso, que fíate y no corras.