jueves, 15 de mayo de 2008

Turó de Montcada

Pese a su modesta altura la posición del Turó de Montcada en la puerta de acceso a Barcelona desde el Vallés y su perfil afilado lo hacen candidato a una excursión vespertina, o matutina, según sea el caso. Hace ya un tiempo Aguito había publicado una reseña indicando la posibilidad de hacerlo en travesía, con unas trepaditas interesantes.

El martes se instaló una tormenta local en la zona de Sant Llorenç de Munt, así que trasladamos la excursión diaria a Collserola. Intentamos llegar con el coche hasta el cementerio de Montcada, punto de partida de la excursión, pero pillamos un poco de hora punta, y acabamos aparcando el el polígono de la Ferrería. Un poco de trekking urbano y acabamos encontrando el cementerio, y las marcas del GR-92.

Las seguimos por una pista que nos lleva hasta un depósito de agua. Justo encima de el depósito, abandonamos la pista por la izquierda, y vamos buscando senderos por terreno cómodo hasta llegar al borde de la cantera. Desde aquí ya no hay perdida, bordeamos la cantera por arriba hasta llegar al pie de la arista NE. Una trepada entretenida nos conduce a la cumbre, sin demasiados problemas. Tal vez haya algo de II. La roca no es mala en general, aunque hay que vigilar algo en algún momento.

En la cima, la foto de rigor, y continuamos, que hasta el rabo todo es toro. Iniciamos el descenso por la arista W. y vemos que el tema se pone un poco aéreo, y que el destrepe también tiene su miga, así que sin ningún complejo nos damos la vuelta, volvemos a cima y tomamos la vía normal, hacia el Sur. Además, así nos dejamos deberes, para otro día nos queda subir la arista W y bajar la NE. Para volver, llegamos al collado entre el Turó de Montcada y el Turó dels Quatre Pins. Subimos a este último, bastante menos alpino que su hermano mayor, y volvemos al collado, donde cogemos el PR-C-35, que bordea el Turó por el oeste, y nos lleva de vuelta a Montcada.

La excursión me ha aprecido realmente interesante. No tiene grandes desniveles, ni grandes distancias, ni grandes dificultades. De hecho, el desnivel, la distancia y la dificultad rozan el mínimo. Pero es un sitio curioso, donde pasar un rato. Además, con un poco de suerte se puede llegar en RENFE, o hacer la aproximación y el descenso corriendo (correr es de cobardes), o continuar por el C-35 y hacer la integral de Collserola.




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