jueves, 30 de octubre de 2008

Wentchemna Pass

Lake Louise. Canadá. Agosto de 2007.

Después de un poco de mal tiempo, que no ayudaba a levantar nuestro maltrecho estado de ánimo, decidimos ponernos de nuevo en marcha. Esta vez el objetivo es alcanzar alguna de las cimas de los Ten Peaks. Vamos a la oficina del parque a solicitar los permisos. Uno de los requisitos es que se debe progresar en grupos de al menos cuatro personas, siempre juntos, siguiendo las precauciones habituales, manteniendo la comida lejos de las tiendas y comiendo también lejos de la tienda y del depósito de comida.

Buscamos un transporte hasta Lake Morraine, y comenzamos la aproximación. Es larga y vamos cargados, así que nos lo tomamos con calma. El recorrido invita, por el costado izquierdo del valle de los Ten Peaks, con espectaculares vistas a estos, destacando el Mount Fay y el Deltaform, con el Supercouloir en su cara norte. Por el camino, es difícil no observar ardillas, picas y marmotas en los alrededores del Lake Eiffel.

En cuatro horas llegamos a Wenkchemna Pass, collado donde acamparemos. Plantamos la tienda, y Tino y Xose se decantan por vivaquear. Cenamos algo, y decidimos la hora de salir. Ellos tienen en mente hacer el Deltaform (peak 8). Para ello hay que trepar al Neptuak (peak 9), bajar al collado y escalar algo de V para llegar a la cima del Deltafrom. A nosotros se nos hace duro, así que nos planteamos únicamente alcanzar la cima del Neptuak, 600 metros más arriba del collado donde estamos acampados. Por tanto, a ellos les tocará madrugar, y a nosotros no. Con esa idea nos acostamos.

Amanece. Y el viento sopla fuerte en el collado. Hace también un poco de frío, así que perreamos un poco. Bueno, perreo yo, y Montse se levanta a buscar el desayuno. De repente la oigo gritar algo. Antes de que me dé tiempo a reaccionar la veo entrar a la tienda, de cabeza, por el escaso palmo y medio que estaba abierta la cremallera, con las botas de montaña puestas.
-¡Hay un oso! ¡Muy grande! ¡Ahí! - está muy nerviosa.
-¿Dónde? - le pregunto, creyendo que el oso debe estar lejos, a media ladera.
-¡En la puerta! ¡Son tres! ¡Me han mirado! - sigue nerviosa.
Echo una ojeada por el agujero de ventilación de la tienda, y veo un oso, a unos diez o quince metros, caminando con calma. Un grizzly, sin ninguna duda. Es grande, nada que ver con los de la cordillera cantábrica. Y aún hay dos más, aunque no los veo. Qué mal rollo.

Esperamos un rato, confiando en la protección de una capa de nylon ripstop de una décima de milímetro de espesor. Es naranja fosforito, tal vez eso les espante. Cuando ya ha pasado un buen rato sacamos un brazo, con la cámara de fotos grabando vídeo a modo de periscopio. Parece que se han ido. Salimos fuera a ver. Ni rastro de los osos, que ya deben estar en otro valle. Han tocado el baggle del desayuno de Montse, pero no le han hecho mucho caso. También han pasado al lado del depósito de comida, pero no debían tener hambre. Es temporada de frutas del bosque, y no les debe faltar alimento. Menos mal.

Con todo, se nos acaban las ganas de estar ahí, y esperamos a que vuelvan los gallegos para abandonar el lugar. Con la tarea que tenían por delante, podía ser al anochecer, pero hacia el mediodía les vemos llegar. Cuentan que no han llegado ni al Neptuak, que se han embarcado en la trepada, y que para cuando han salido por arriba de un resalte se les había pasado el tiempo. Les contamos lo del oso, recogemos y nos marchamos.

Vamos a la casa del parque, en Lake Louise, a reportar el Grizzly encounter. Nos preguntan datos de los osos, si llevaba collar, cosas de esas. Les contamos que eran tres, madres y dos crías, todos de similar tamaño, pero que no les habíamos preguntado el nombre. Nos devuelven la pasta de la noche de más que habíamos pagado, y nos volvemos a Banff, a tomar chocolate caliente, que es lo único que se nos ha dado bien en este viaje.

lunes, 27 de octubre de 2008

Escaladas sencillas a grandes cumbres del Pirineo.

David Atela presenta una compilación de rutas de escalada, de dificultades moderadas, a lo largo y ancho de la cordillera pirenaica. La selección es amplia, aunque tal vez estén fuera de lugar los itinerarios clásicos invernales. Los croquis y las fotografías que ilustran las rutas no son de mucha calidad, pero queda compensado con la de los textos, de gran precisión.

Un buen libro, de donde extraer algunas buenas ideas para acabar bien el otoño, o ir apuntando proyectos para cuando la nieve se haya retirado de las cumbres.




Autor: David Atela
Editorial: Sua Ediciones
ISBN: 978-84-8216-255-3
Publicación: 2007

jueves, 23 de octubre de 2008

Vuelta al embalse de Irabia

El sábado excursión familiar, por Orbaitzeta.
Nos acercamos hasta la presa de Irabia, y desde ahí, rodeamos el embalse siguiendo el sendero SL-NA-53-C, que es más difícil de escribir que de recorrer. Totalmente llano, diez kilómetros. Unas dos horas, más el tiempo empleado en sacar fotografías. Cuatro horas nos costó a nosotros, pero es que debimos hacer una fotografía por cada cuarenta metros recorridos. Mucha gente, de gran variedad de tribus distintas, buscadores de setas, ciclistas, senderistas, fotógrafos, pero también ratos de calma y tranquilidad.

Después de completar la vuelta al embalse nos acercamos a la fábrica de armas de Orbaitzeta, también favorecida por los colores del otoño.

Bonito recorrido, con encanto en cualquier época del año, pero muy especialmente en otoño.






jueves, 16 de octubre de 2008

Toubkal. Guía de ascensiones y escaladas

Recién acaba de salir del horno una gran Guía del Atlas marroquí, fruto de mucho tiempo de trabajo duro y exhaustivo a cargo de David Taurà Riera. Recoge 121 itinerarios para acceder a todas las montañas del Alto Atlas, ilustrados con fotografías y croquis de cuidada calidad. Imprescindible a la hora de planear una excursión por la zona. Se puede comprar aquí, y en librerías de montaña.




Toubkal. Guía de ascensiones y escaladas

David Taurà
Ediciones Desnivel
2008
160 páginas
ISBN: 978-84-9829-141-4


Ya estoy corriendo a comprarla, no por la guía en sí, sino porque la chica que sale en la portada es Montse.

Refugio de Riglos


Construido en 2007, el refugio de Riglos es el sitio ideal para descansar de una buena jornada de escalada en cualquiera de los mallos.

Es más parecido a un albergue que a un refugio de montaña, pero está gestionado por la Federación Aragonesa de Montaña y el Club Montañeros de Aragón.

El teléfono es el 974 383 051


martes, 14 de octubre de 2008

Rocostage de Riglos

Este fin de semana acudimos a Riglos, con la intención de disfrutar de un fin de semana en buena compañía, y ya de paso, cogernos a algún bolo si se podía. El viernes de camino se nos hizo tarde, y hasta medianoche no llegamos a la estación de Riglos.


Pero el sábado ya llegamos al párking, donde ya nos tenían preaparada la leche caliente y todo. Con detalles así, cómo nos vamos a perder un evento de estos.Hace un día excelente, y las cordadas se van repartiendo por los diferentes mallos.
Iran y Eneko al Pisón, a darle un pegue a la Escoria Oriental.

Jose, Josu y Raúl a intentar la Murciana en el día.


Makoki y compañía al Mango del cuchillo.

Arkaitz y Eider van al Adamelo, pero encuentran tráfico, así que optan por cambiar a los mallos pequeños, y hacer doblete con la Anorexia al Mallo Colorado y la Edil a la Aguja Roja.


Gatta, Karles y sus familias van a Loarre, en busca de roca más segura para los peques, pero tampoco allí la encuentran. De todas maneras no se aburren, y los pequeños llegan cansados a la hora de la cena.

Todas las cordadas cumplen sus objetivos y acaban los respectivos rápeles antes de que entre la tormenta, y nos vamos reuniendo para comentar la jugada antes de la hora de cenar. Además, tenemos la visita de Álvaro, que está enorme y no para, Laura y Vica. Después, migas, cordero, sobremesa, una copa en el bar de Toño y a la cama. Bueno, algunos no.

Al día siguiente, lluvia y despedidas. Seguro que volvemos a vernos pronto. Y también volveremos a Riglos, que hay cuentas pendientes.